lunes, 22 de febrero de 2010

Jacobo Siruela en el PEC



Recibirá Programa de Escritura Creativa al editor español Jacobo Siruela


Jacobo Siruela, fundador de la editorial que lleva su nombre, charlará sobre su nuevo proyecto editorial Atalanta, con los miembros del Programa de Escritura Creativa (PEC). El diálogo será guiado por el escritor y crítico mexicano Nicolás Alvarado.

La Universidad del Claustro de Sor Juana, mediante del PEC, acompaña a quienes quieren emprender el complejo oficio de escritor a través de cursos y talleres con narradores y poetas de trayectoria reconocida como Ana Clavel, José Ramón Ruisánchez, Rosa Nissán, Anamari Gomís, Elena Guiochins, Claudia Guillén, Ricardo Pohlenz, Alicia García Bergua, Alberto Chimal,Hernán Bravo Varela y Claudia Posadas. Algunos otros, además de escritores, han incursionado en el ámbito editorial como Vivian Abensushan y Luigi Amara, Rocío Cerón y Mauricio Molina.

En El Café Literario, los estudiantes del Programa y el público interesado tienen la oportunidad de dialogar con escritores y editores invitados, entre ellos han estado: Jorge Volpi, Daniela Tarazona,Bernardo Esquinca, Federico Granados (Colombia), Álvaro Enrigue, Alejandro Zambra (Chile), Lorenzo Silva (España), etc.

En esta ocasión, el editor español Jaboco Siruela, de visita en nuestro país, dialogará sobre el oficio de editor y su nuevo proyecto Atalanta.

El Programa de Escritura Creativa es coordinado por la escritora y crítica literaria Sandra Lorenzano, cuya novela Saudades fue publicada por el Fondo de Cultura Económica en la Colección Tierra Firme.



Desde su inicio en septiembre de 2008, han pasado por sus aulas más de 300 alumnos. El PEC se ha cacterizado por su interés en acercar la literatura y la creación a más personas sin distingo de edad o formación académica.

La cita para la próxima sesión del Café Literario es el miércoles 24 de febrero de 2010 en el Aula Magana de la Universidad del Claustro de Sor Juana. La entrada es libre.

Mayores informes:
Programa de Escritura Creativa
Universidad del Claustro de Sor Juana
Izazaga 92. Centro Histórico. Metro Isabel la Católica.
51303305, 3310 y 3311.
Lada nacional sin costo: 01 800 57 02 128
Lada internacional sin costo (Estados Unidos y Canadá): 1 866 357 1671
http://escrituraclaustro.blogspot.com
http://www.ucsj.edu.mx

miércoles, 27 de enero de 2010

Recibe Claudia Posadas el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines



http://www.comunicacion.chiapas.gob.mx/documento.php?id=20091212085711

12 de Diciembre de 2009
• En el marco de la clausura del 3er. Festival Internacional de Letras Jaime Sabines


Chiapa de Corzo, Chiapas.- La noche del pasado viernes 11 de diciembre, el Ex Convento de Santo Domingo de Chiapa de Corzo, se vistió de gala para la ceremonia de entrega del Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 2009 a la poeta Claudia Posadas Mendoza, en el marco de la clausura del 3er. Festival Internacional de Letras Jaime Sabines.

Este premio fue entregado por Juana María Velazco Hernández, Subsecretaria de Educación y representante personal del Gobernador del Estado, Lic. Juan Sabines Guerrero, quien estuvo acompañada por Guadalupe de la Cruz Palacios, Directora General del Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas (Coneculta).

De acuerdo con el acta del Jurado, integrado por Kyra Galván, José Vicente Anaya y Mario Bojórquez, “por su alto nivel de lenguaje y contenido poéticos que se distinguen principalmente por su sesgo filosófico que contribuye al discurso de la poesía moderna”, Claudia Posadas Mendoza fue declarada como ganadora del Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 2009, por su obra Liber Scivias.

Juana María Velazco, manifestó que para el gobierno del estado es muy importante la entrega de este premio ya que se ha vuelto una tradición literaria en Chiapas y es entregado con el reconocimiento de todos los chiapanecos.

Por su parte, Guadalupe de la Cruz expresó que el pueblo de Chiapas debe sentirse orgulloso por haber sido cuna del poeta mayor, Jaime Sabines, que acerco la poesía al pueblo y que lo sigue haciendo con la gran cantidad de lectores que tienen sus poemas principalmente dentro de la juventud.

Así mismo, la poeta ganadora, Claudia Posadas Mendoza agradeció a la figura y obra del poeta chiapaneco Jaime Sabines, pues su poesía está llena de dignidad y honradez y ha sido una gran influencia para muchos poetas mexicanos y extranjeros. La ganadora recordó una lectura de poemas que realizó el poeta mayor en el Palacio de Bellas Artes y orgullosa mostró a todos los asistentes un libro firmado por Jaime Sabines, el cual le dedicó a ella en esa ocasión.

Claudia Posadas extendió su agradecimiento a familiares y amigos y en especial al Coneculta-Chiapas, por el apoyo que brindan a los literatos, posteriormente concluyó con la lectura de algunos fragmentos del poemario ganador, Liber Scivias.

El premio consistió en un reconocimiento económico de 100 mil pesos y un diploma conmemorativo.

El evento estuvo engalanado con la participación de la soprano Blanca Ruth Esponda, acompañada por la Marimba Orquesta Claro de Luna.

martes, 1 de diciembre de 2009

El Claustro de Sor Juana trae El Slam Poético a FIL

(Milenio diario)

Como parte de sus actividades en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la Universidad del Claustro de Sor Juana organizará el encuentro “A ritmo de poesía”, que incluirá un “slam” o concurso de poesía oral, al que podrá inscribirse el público en general.

Que la palabra y la voz sean libres, que se conviertan en protagonistas irreverentes de un diálogo entre la composición formal de la poesía y la improvisación; entre la métrica del lenguaje y su ruptura. Esa es la idea del slam de poesía que la Universidad del Claustro de Sor Juana organizará en el marco de la 23 Feria Internacional de Libro de Guadalajara (FIL Guadalajara) 2009. En este slam podrán participar estudiantes, poetas, amantes de las letras que se inscriban con tres poemas originales y estén dispuestos a realizar una presentación-performance de tres minutos. Las obras presentadas serán calificadas el mismo día 3 de diciembre por un jurado formado por poetas y raperos. Los premios serán vales para adquirir libros en la FIL Guadalajara.

El encuentro se titula “A ritmo de poesía” y se llevará a cabo los días 3 de diciembre a las 19:00 horas y el 4 de diciembre a las 17:00 horas en el Auditorio del Hotel Hilton. Además de la sesión de slam, se contempla la realización de un concierto de rap y hip-hop con la banda capitalina Tinta Permanente y la tapatía Bodka 39, además de un par de grupos invitados de Guadalajara.

Se trata de realizar sesiones libres de creación en las que la palabra y la voz se conviertan en protagonistas irreverentes.

Sobre los slam de poesía

Los slam de poesía surgieron en Estados Unidos hace más de dos décadas, con el poeta Marc Kelly Smith en el Green Mill, un famoso club de jazz de Chicago. Se convirtieron en un movimiento internacional y actualmente podemos encontrar grupos raperos o MC, Maestros de Ceremonias en casi todas las grandes ciudades del mundo, donde se ponen en juego guerras de estilos con participación comunitaria.

El objetivo de la UCSJ al realizar esta actividad en el marco de la FIL, es ampliar el interés por la poesía y hacerla accesible a todos. Según Marc Smith, estos encuentros son “poesía de la gente, por la gente y para la gente”.


http://www.rumbodemexico.com.mx/macnews-core00001/notes/?id=233327



http://www.ucsj.edu.mx/slamclaustro/index.html

viernes, 27 de noviembre de 2009

Reconocimiento a la labor editorial de Jorge Herralde

Jorge Herralde figura entre los mejores editores contemporáneos.

ESPECIAL

Presea Sor Juana Inés de la Cruz


En la ceremonia oficial, acompañarán al editor Consuelo Sáizar, presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes

Madrid, España.- El editor español Jorge Herralde recibirá hoy en la capital del país la Presea Sor Juana Inés de la Cruz, como reconocimiento a la importante labor cultural que ha desarrollado durante los 40 años al frente de la editorial Anagrama, propiciando el diálogo y el acercamiento entre los países de habla castellana.

En la ceremonia oficial, acompañarán al editor Consuelo Sáizar, presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta); Carmen B. López-Portillo, rectora de la Universidad del Claustro de Sor Juana; Sandra Lorenzano, escritora y vicerrectora académica de esta misma casa de estudios; y el escritor Daniel Sada.

“El Claustro quiere destacar una vez más, con este premio, la importancia de la palabra -del trabajo de creación y reflexión que ella encarna- como espacio de diálogo, de convivencia, de aprendizaje, de identidad, de memoria, pero sobre todo como espacio de libertad”, explica Lorenzano en torno a este homenaje.

“Esto es lo que Sor Juana nos dejó como herencia: el saber que la lucha por la defensa de la palabra es, en última instancia, la lucha por la defensa de aquello que nos hace verdaderos seres humanos”, agrega.

“Y esto mismo es lo que, a través de 40 años al frente de una de las editoriales más propositivas y prestigiosas del mundo de habla castellana, ha sostenido el trabajo editor de Jorge Herralde -sostiene la vicerrectora de la Universidad del Claustro de Sor Juana-. Su huella entre nosotros, lo sabemos todos los latinoamericanos, es profundamente significativa. La entrega de la Presea a Jorge Herralde es así un reconocimiento al valor de las palabras en un mundo que parece cada vez más sumido en el ruido y la insignificancia”.

Jorge Herralde (Barcelona, 1935) es considerado uno de los mejores editores contemporáneos. Es fundador de Anagrama, que acaba de cumplir 40 años de existencia y es una de las casas editoriales más importantes a escala mundial, con un catálogo de cerca de tres mil títulos y la publicación al año de 75 títulos.

Cuenta con una larga trayectoria en el campo editorial, donde se ha hecho acreedor del Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural, otorgado en España, y del Premio Clarín de los libreros de Oviedo. Entre sus obras publicadas están Opiniones mohicanas y El observatorio editorial, por citar sólo dos.

Cabe destacar que en 1969 fundó Anagrama, cuando en el plano internacional se vivía una convulsión política: la Guerra de Vietnam, la Revolución Cubana, Mayo del 68 y el intenso golpe de la contracultura americana.

http://www.informador.com.mx/cultura/2009/157507/6/reconocimiento-a-la-labor-editorial-de-jorge-herralde.htm

lunes, 9 de noviembre de 2009

Festejan cinco años de trabajo editorial de Tumbona Ediciones

Acercarse a cinco años de trabajo editorial, que aún sorprende a jóvenes y no tan jóvenes, es el mérito de Tumbona Ediciones, la editorial que los escritores Vivian Abenshushan y Luigi Amara fundaron en 2005.

En una tertulia entre amigos, con estudiantes del Programa de Escritura creativa, de la Universidad del Claustro de Sor Juana, los dos creadores recordaron sus inicios en un mundo lleno de editoriales que se rigen por los negocios, con autores-estrellas y en medio de la tiranía del mercado.

En una platica informal, Amara dijo que emprendieron la editorial cansados de leer textos solemnes, de ver que las editoriales privilegiaban los textos que venden y donde los autores con mayor éxito son estrellas de televisión que tuvieron la “sorprendente idea de escribir un libro” o los autores comenzaron a escribir como en serie.

“Ante este panorama. ¿Por qué hacer una editorial y contribuir a esa montaña de libros? es una pregunta que nos planteamos siempre; pero creo que hay muchas razones para hacer una editorial independiente, teníamos muy claras algunas cosas: no queríamos publicar poesía ni novela, porque hay muchos amigos que publican; no publicar libros de nosotros mismos; más bien queríamos poner sobre la mesa el tipo de libros que nos hubiera gustado leer”, señala Luigi Amara.

Entonces surgió Tumbona Ediciones, que se caracteriza por su oferta original; con textos breves y con buen diseño de sus colecciones que están pensadas para rescatar lo que las editoriales establecidas no voltean a ver: textos llenos de humor negro, sátira, aforismos, ensayos contra costumbres como el amor, el trabajo, el dejar de fumar, la censura o la homofobia.

Justo sobre esa tendencia a editar libros nada solemnes, ni serios; Abenshushan dijo emprendieron el proyecto en medio de “un mundo en el que los libros empezaban a perder su papel fundamental; en un arranque desesperado, un salto al vacío e impulsivo”.

http://mx.news.yahoo.com/s/09112009/90/entretenimiento-festejan-cinco-trabajo-editorial-tumbona.html&printer=1

jueves, 6 de agosto de 2009

Narra Claudia Guillén la vida de "Los otros" dentro de una sociedad





México, 23 Jul. (Notimex).- Mujeres sin suerte, homosexuales, infieles, adictos al sexo, obesos, alcohólicos y dementes, son algunos de los personajes que la autora Claudia Guillén presenta en su libro "Los otros", presentado anoche en el Museo Casa del Risco, en San Angel, sur de la Ciudad de México.

Se trata de 13 cuentos en los que la escritora, a veces de forma inclemente, otras lúdica, pone el dedo en varias llagas y confronta al lector con una serie de conductas y características que, desde el punto de vista social, se satanizan y marginan.

Bajo el sello de Cal y Arena, Guillén explicó que los temas de los cuentos "son vicios, fobias, compulsiones y perversiones que conforman parte de ese lado oscuro de la condición humana del que todos nos sentimos exentos y ajenos, aun a sabiendas de que se mantiene latente en nuestro ser para aflorar en cualquier momento.

"El eje de este libro es el mundo en el que habitan estos personajes, es decir, es un mundo como alterno, en el que no pasa nada en la vida, un mundo que no existe, como el de los homosexuales, los gordos, el alcohólico, etcétera; el de los otros", comentó a Notimex.

La narradora y ensayista mencionó que uno de los principales motivos por los que escribió esta obra, radica en que ella misma es parte de ese mundo: el de los otros.

"El escritor es un gran observador, pero se detiene en varios puntos que le llaman la atención, porque así naciste y los vas alimentando de otras cosas, de lecturas y demás aspectos", expresó.

Convencida de que la sociedad forma estereotipos, señaló que los rasgos de cada uno de sus personajes que aborda en el texto son parte de la condición humana, "que se oculten es otra cosa, pero la realidad es que ahí están, es como un toro que te enviste.

"Son personajes a los que ignoramos y lo hacemos porque hay etiquetas, pues a uno no le gusta reconocer, quizás, a alguien como su hermano, todo lo que está controlado, está bajo la tradición social", señaló.

"Nadie aguanta tanta tragedia", "Mujer adicta a los hombres", "Victoria y el árbol", "Mujer gorda", "Crucifixión", "La ruta de los espejos" y "Nada", son algunos de los relatos que contiene la publicación de 150 páginas.

Por su parte, durante el acto de presentación la escritora Daniela Torazana dijo que "Los otros" es un libro consumado, donde cada cuento "nos confirma que visitamos un territorio delimitado y peculiar.

"Con una voz original, Claudia Guillén muestra el vital de sus personajes, el deseo puro, el soplo y la supervivencia humana. `Los otros' es un texto inquietante, seco, vivo, con historias que raspan la garganta y en las que sentimos, línea a línea, la respiración de sus personajes en la piel de nuestro cuello", expresó.

En su oportunidad, el fotoperiodista Ulises Castellanos dijo que en el texto la autora "nos lleva de la mano por un mundo escabroso, lleno de tinieblas, inseguridades, muerte y tragedia sin un final feliz".

Para el autor de la fotografía de la portada del volumen, el libro se presenta en un escenario lleno de tragedias en la actualidad.

"El texto aparece en un momento en que la sociedad mexicana está llena de tragedias, de cabezas rodantes, de luchadores que son muertos por un par de ancianas que dicen ser prostitutas y que se salvaron de no ser presas de la `Mata viejitas'.

"En este contexto se presenta este libro, que si teníamos un poco de optimismo, Claudia termina por sepultarlo", comentó.

Señaló que en la obra de la autora, "sus personajes mueren en un abismo de soledad e incapacidad emocional para enfrentar la vida; la desesperanza los aplasta a cada uno embarrados".

De esta manera, continuó, Claudia Guillén siembra en su libro la idea de que no existe mayor pobreza que la soledad.

Por último, Guillén adelantó que trabaja de forma paralela en otro libro de cuentos, de perfil semejante al presentado, y una novela que abordará el caso de la trata de blancas en la frontera sur y la forma de vida que se tiene en ese punto del país, vista desde la perspectiva de los inmigrantes centroamericanos.

miércoles, 29 de julio de 2009

Reseña de "Los esclavos" de Alberto Chimal

La insensatez
Gabriel Wolfson

Alberto Chimal, Los esclavos, Almadía, 2009, 149 p.




Dados los encasillamientos tan acostumbrados en nuestro mercado literario —que en buena medida propiciamos los reseñistas, aunque también los lectores con delirios enciclopédicos—, no será difícil encontrarse pronto con renglones que enjuicien este libro de Alberto Chimal como un salto audaz, una prueba de fuego: siendo un narrador ya bien instalado en el género del cuento y, se diría, en la ficción fantástica —suele promoverse así una imagen de cierta puerilidad, de candidez, con la que es fácil lidiar—, que ahora se aventure no en el cuento sino en la novela, y en una de corte “realista” (la palabra y las comillas son del propio Chimal, en sus agradecimientos finales), con una temática, para colmo, escandalosa y extrema, supone una decisión arriesgada, que servirá de base para pronunciar una condena o un elogio: que se dedique mejor al cuento porque no tiene “empaque” de novelista, o bien que continúe por esta senda que consiste en apartarse de la senda conocida, poniéndose permanentemente a prueba. De entrada discreparía de las dos opciones, productos por lo pronto de mi mera imaginación: mejor que alguien se dedique a la novela justo porque no tiene “empaque” de novelista, y mejor dejar de pensar que el espacio ya conocido y explorado de un narrador sea necesariamente un terreno cómodo.
Pero la primera reacción contra mis conjeturas tendría que ver con el propio encasillamiento: nos resultaba aquí, sí, cómodo clasificar a Chimal como “cuentista fantástico” (noción casi tan ruin como “ensayista literario” o “poeta de la experiencia”), y sin embargo Los esclavos nos hace ver ahora cuánto de lo que ya había escrito Chimal no sólo prefiguraba su primera novela sino que rebasaba sin duda unos límites —cuento, fantasía— que, supongo, al autor no se le habría ocurrido fijar ni desear. Por ejemplo: ahora notamos que en Grey, de 2006, el “Catálogo de sectas” anunciaba ya a la probable secta de sadomasoquistas de Los esclavos, y más puntualmente algunos textos como “Tanto gusto” o “Su carne”, que entonces descubren su fondo de exploraciones obsesivas lejano de la viñeta sólo hecha, digamos, de frases buenas y correctas; que en Éstos son los días, de 2004 (lo reseñamos en el número 109 de Crítica), se incluye el relato “Shanté”, que bien podría haber sido un capítulo de Los esclavos, donde se ensaya sobre las relaciones de mutua dependencia y sobre la adicción, la persecución pulsional de un objeto, y donde también se construye con eficacia un entorno “realista” como base para las deformaciones de la imaginación o de los juegos enunciativos. Y sobre todo, ahora notamos que los libros de Chimal, antes que como conjuntos de cuentos o novelas, son concebidos como libros, un puñado de páginas que se buscan unas a otras, que se defienden solas pero que parecen encontrarse mejor en ese lugar preciso que se les asigna y junto a esas otras precisas páginas que las rodean (signo de ello son los índices de Chimal, trabajados por el autor y no por el formador o editor para cumplir con el requisito). No son muy distintos, creo yo, los modos en que se relacionan entre sí los textos de Grey o Éstos son los días, calificados como libros de cuentos, que la dinámica de ecos, amplificaciones y rectificaciones que opera en Los esclavos, y supongo que, así fuera por mera provocación, Chimal pudo haber presentado este libro como un libro de cuentos sin mayor problema para nadie, excepto quizá para los redactores de cintillos y notas de prensa.
Si obviamos los “agradecimientos”, el índice de Los esclavos refiere cuatro capítulos nombrados con incisos y en desorden: a), c), b), d), más otro capítulo, “Años después”, justo a la mitad. Los cuatro incisos ofrecen dos historias paralelas en su asunto y en su arquitectura: en a) y b) se narra la historia de Marlene —sucesora tecnologizada de las hermanas Baladro, de Ibargüengoitia; una “señora decente” para los vecinos del pueblo donde vive—, quien ha montado una industria casera de cine porno cuya estrella es Yuyis, una esclava adolescente que habita en casa de Marlene sin haber salido nunca de ahí. En c) y d) asistimos a las sutilezas de Golo, un millonario aburrido que posee un nuevo esclavo, Mundo, sometido a tratamientos brutales y a quien Golo presume en reuniones con otros amos, hastiados hombres de poder (políticos, jerarcas del clero). Al final del libro, el lector puede creer, si lo desea, que ambas historias se tocan anecdóticamente, pero su verdadero contacto, como señalé, se da en la forma como Chimal concibe y despliega sus líneas argumentales y sus irradiaciones de sentido. Hay varios elementos para sostener lo anterior: a) y c) funcionan como estampas narradas en presente donde las acciones, disueltas en el tiempo, se convierten en atributos, caracterizaciones, mientras que b) y d) se encargan de dotar de profundidad a aquellos cuadros vivos al brindarles un pasado y un desenlace; la línea a-b comienza y termina con la misma escena, Marlene que enciende o apaga la luz, en tanto que la línea c-d muestra a Golo que abre o cierra la puerta (motivos simbólicos ambos: se abre la puerta, se encienden las luces y comienza la función: las dos historias empiezan por desarrollarse como una gran mascarada para el ojo de la cámara o del amo respectivo —o del lector, claro—: roles encima de los roles, nombres sobre nombres —como “Zorayda, que en realidad se llama Fabiola”; como “Trixy, o Trixxxy”, nombre bajo el cual se esconde Yuyis, ya de por sí un sobrenombre; como Mundo, que sustituye el nickname de un chat, “busko ligue”, que a su vez oculta el nombre vulgar de un burócrata padre de familia—, capas y capas de maquillajes, disfraces, discursos memorizados: estratos de representaciones bajo los cuales nunca habrá, desde luego, tal cosa como el “sujeto real”, ni siquiera cuando se apaguen las luces y se cierre la puerta); en una historia, Marlene imagina escribir, como si fueran sinopsis para las cajas de los dvd’s, fantasías alternativas para Yuyis, lo mismo que Golo, en la otra historia, escribe o dicta una serie de apuntes donde se elucubran procesos de sometimiento igualmente alternativos para Mundo; y sobre todo, las dos líneas argumentales son enunciadas en principio por un narrador de dudosa entidad, quien en el mismo momento para ambas hace un alto y dice: “en lo dicho hasta ahora hay varias mentiras”.
¿Qué se desencadena con la revelación de la falta de veracidad o confiabilidad de lo narrado hasta entonces? Lo que primero se nos mostró había sido, en las dos historias, una sucesión de crueldades extremas —más impulsivas y en bruto en el caso de Marlene-Yuyis, planificadas y refinadas respecto de Golo-Mundo—, la puesta en escena de relaciones sadomasoquistas llevadas más allá del estricto límite espacio-temporal donde suelen tener lugar, un nuevo ámbito en que el acuerdo tácito de ayuda mutua entre amo y esclavo ponía en cuestión precisamente su condición de acuerdo. Sin embargo, algo había de excesivamente racional y estilizado en las escenificaciones que quizá ya nos hacía dudar, y que en todo caso las devolvía al fin al terreno acotado del ceremonial: costumbrista, podría decir, en el caso de Marlene-Yuyis; kitsch en el de Golo-Mundo. (Al respecto, quizás el mejor ejemplo: un productor de pornografía infantil trata de justificarse ante Golo, aduciendo que la vida que le da a los niños es tal vez mejor que aquella de la que provenían. Entonces Mundo, “quien llevaba un traje de hule rosa” y estaba en cuatro patas, se pone de pie y pronuncia un discurso impecable, una explicación de su conducta: “Es totalmente distinto, porque lo que existe entre el señor y yo es, en muy buena medida, un acuerdo de caballeros”. De inmediato, sin embargo, se nos aclara que Golo había hecho memorizar a Mundo aquel intachable parlamento de quince minutos.) A partir del corte del narrador, en cambio —cuando, parco, sin ostentación, confiesa sus “mentiras”—, va revelándose un estatuto mucho más mundano y azaroso para estas relaciones amo-esclavo, un estatuto a primera vista menos cruel pero que entonces descubre su auténtica tercera dimensión, frente a la bidimensionalidad anterior: por una parte, el deseo descarnado o encarnado de Marlene y Golo por Yuyis y Mundo; por otra, el verdadero alcance de sus descontroladas representaciones. Transcribo una idea de Giorgio Agamben para clarificarlo: “Pero lo que constituye la sutileza característica de la estrategia masoquista, casi su sarcástica profundidad, es que sólo puede llegar a gozar de aquello que le excede a condición de encontrar fuera de sí un punto que le haga posible asumir la propia pasividad, el propio placer inasumible. Este punto exterior es el sujeto sádico, el amo.” ¿Qué pasa, parece entonces preguntarnos el libro de Chimal, si el amo extravía esa posición exterior, si metido quizá desde siempre en la circularidad incesante de la disciplina y el placer confundidos borra todo posible punto de apoyo para sí y para el esclavo, sujetos ahora ya no sólo intercambiables sino, como las partículas subatómicas, indeterminables como pura materia o como pura energía?
Lo que también se activa con la revelación de las “mentiras” es una especie de dimensión performativa en Los esclavos. Cuando al final del capítulo c) leemos: “En lo dicho hasta ahora hay, cuando menos, tres mentiras: los escritos de Golo no son tan extensos, copiosos ni elocuentes como se ha sugerido hasta el momento, sus hábitos no son del todo los descritos y, sobre todo, Mundo no es víctima de tratamientos ni torturas decididas por otros”, podemos pensar que tanto nos sorprende la revelación en sí como la sencillez con que es transmitida, el desplante de un narrador sin ningún reparo y, digamos, sin ningún tacto para desdecirse con rapidez y en términos muy simples. Es que entonces se comienza a sospechar que los enunciados anteriores no sólo han dicho las fantasías de los protagonistas sino que han puesto en funcionamiento el mecanismo propio de la fantasía y el deseo. De no existir las apresuradas rectificaciones del narrador, en Los esclavos asistiríamos a otra exhibición más de lo que aparatosamente podríamos llamar el ritual sadomasoquista en la era postindustrial, un ritual excesivo, torpe y muy violento, sí, pero puesto en nuestras manos como una confiable representación; con el desdecirse del narrador, en cambio, aparece de pronto que el relato y la rectificación sobre aquellos rituales, ahora vistos como maquinarias complejas, racionales, jerárquicas y perfectas, era el modo de comenzar a reflexionar sobre el proceso del deseo en acto.
Y así, tras de que el lector acaso sienta transformada su experiencia de lectura en un experimento que muestra cómo se desea, las historias pueden ahora ofrecernos sus antecedentes y derivaciones. En la línea Marlene-Yuyis, un origen impensado y turbio, y un desenlace, sin embargo, donde se inmiscuyen policías, funcionarios y empresarios menores, en mi opinión cercano a lo convencional, limitado a las obligaciones de narrar hechos y explicar desarrollos. Para la línea Golo-Mundo, en cambio, un primer capítulo magnífico —del inciso d)—: un foro de internet donde Golo contacta a “busko ligue”, lo nombra Mundo y le da caza como el líder de una iglesia que gana adeptos con la promesa de la felicidad y el fin del sufrimiento; y después, sobre todo, un final en verdad perturbador, tras de que Golo haya alcanzado el último de sus refinamientos haciendo que Mundo llame por teléfono a Andrea, la esposa que dejó hace años, Golo se cansa de su esclavo y lo expulsa de su casa y de su vida, a través, justamente, de cortar el continuo de la representación: “Bueno [dice Golo], podría haber sido peor. Podrías haber empezado a hablar normalmente. Así habría visto que no te tomas muy en serio nada de…” Pero si Mundo se desprende de su papel no es a causa del corte impuesto por Golo, sino porque de pronto se halla desnudo, abandonado en medio de la calle. La primera opción que contempla es, claro, volver a la casa de su mujer y sus hijos, pero no será ésa la ruta que siga: Mundo ha dejado atrás a Golo como un paso en el camino de la liberación de su placer, y ya no es Mundo sino Golo quien seguirá necesitando la mediación de unos límites establecidos así sea fantasmagóricamente desde fuera y promovidos desde dentro (Andrea representa para Golo ese límite), porque la conquista de Mundo es esa intemperie, el terreno de una libertad tremendamente ardua que lo dejará solo en sus decisiones y responsabilidades.
La última frase de Los esclavos que transcribí, sin embargo, es a la vez sintomática de la única nota del libro que, me parece, limita su potencial: como ella, hay decenas de frases interrumpidas por puntos suspensivos que se suman a los numerosos vacíos entre cada pequeño capítulo de los que componen los grandes incisos —y desde luego, a los vacíos entre los propios incisos—: montones de huecos que el lector tiene que rellenar. ¿Me quejo de la posición activa a que esto nos insta? No, sino de lo predecible que puede resultar esa posición. Hace poco vi El hombre que mató a Liberty Valance, de John Ford, lo que me sirve para ilustrar lo que quiero decir: el personaje que interpreta James Stewart es un abogado joven, recién llegado a un pueblo del oeste, sin conocimiento de armas ni de trato con forajidos, experiencia que sí posee el personaje a cargo de John Wayne. Apenas pasada la mitad de la cinta, el tembloroso abogado se enfrenta a Liberty Valance, que tiene aterrorizado al pueblo, y lo mata. La película, es claro, podría terminar ahí. Y sin embargo, por un asunto ajeno a la película, el espectador deduce que faltan cosas por ver: en primer lugar, quedan muchos minutos; en segundo, algo tiene que pasar con el personaje que interpreta John Wayne, puesto que John Wayne es John Wayne y no puede haber sido contratado para un papel tan menor. En efecto: la historia sigue y casi al final James Stewart escucha contrariado a John Wayne explicar que en realidad fue él quien, oculto por la noche, disparó y mató a Liberty Valance. Por cuestión de una elemental competencia como espectador de cine, quien ve el western de Ford realiza una lectura que en buena medida se anticipa a los acontecimientos de la cinta. Algo parecido en Los esclavos: en razón de cierta competencia narrativa, uno sabe que falta algo, que tantos huecos, vacíos, elipsis, deslices y sugerencias no son descuidos ni detalles gratuitos sino material sobre el que hay que hilar y tramar para organizarlo y llevarlo a un destino en buena medida ya preparado por el autor. Lo que parecía un capricho o una insensatez siempre es en el fondo una señal: en Los esclavos todo está por algo, y todo está diciéndonos que está por algo todo el tiempo.
He dejado para el final el pequeño capítulo central, “Años después”, porque me parece que están ahí las mejores páginas del libro. Están ahí y no: el texto puede sin duda alguna leerse sin el resto, pero su completa irradiación se alcanza justo cuando se lo concibe como un núcleo que, aunque autónomo, condensa las energías del libro, el punto ciego de todos los capítulos. Se presenta un escenario miserable, degradado, con ecos de José Revueltas y Eduardo Antonio Parra, una barranca de viviendas infames donde habitan, entre otros, un barrendero-pepenador y una prostituta. El capítulo permite suponer que al menos uno de los esclavos de las historias principales reaparece aquí, efectivamente “años después”, lo que resulta en una lectura inquietante y sorpresiva. Por ejemplo: Mundo, el liberado Mundo, ha encontrado en este entorno de podredumbre su verdadero paraíso, un mundo privado e incondicional de placer (tan es así que ocurre la siguiente escena: el barrendero y su mujer entran a comer a una fonda. Se les acerca un poeta insoportable a leerles una de sus creaciones, “Esclavo nacido”, que sugiere el disfrute, más allá de la pura virtud, inscrito en la sumisión a una fe: el barrendero lo echa casi a patadas, a base de frases claridosas). Lectura sorpresiva, sí, pero que al mismo tiempo aludiría a una lógica causal, cerrada, que por tanto aparecería como ineluctable. Prefiero pensar que existe la otra posibilidad: ni el barrendero ni la prostituta ni menos el poeta son continuaciones de nadie, y entonces, de esta manera, el capítulo tampoco prolonga nada: la novela se ha escrito para disponer un espacio con un centro vacío. Y ese centro, que paradójicamente orbita en torno a los cuatro capítulos principales, es “Años después”, donde se nos ofrece una réplica a la posible subordinación entre los niveles socioeconómicos o “educativos” y los caminos de la subjetivación, y donde, además, nada ni nadie, nunca, está muriendo a manos de ningún sueño racionalizador que incida sobre los cuerpos: en vez de eso, el goce que campa a sus anchas en la insensatez.

viernes, 10 de julio de 2009

"Algunas instituciones educan para obtener recursos y otras obtienen recursos para educar."


Revista Chilango

Universidad del Claustro de Sor Juana

Porque no da lo mismo


"Algunas instituciones educan para obtener recursos y otras obtienen recursos para educar. Nosotros somos parte de la segunda línea", dice la doctora Sandra Lorenzano, vicerrectora académica de la Universidad del Claustro de Sor Juana. Y lo dice porque esto le da al Claustro su independencia: vive sólo de las colegiaturas, por lo que no tiene obligaciones económicas ni ideológicas con partidos políticos, empresas o iglesias. "Nuestro compromiso es con el humanismo y con la búsqueda de la verdad", explica la también escritora. Debido a esto, la universidad -que ocupa el ex convento de San Jerónimo, patrimonio de la nación- es hoy un referente en el ámbito académico y cultural del país.

El Claustro se ha ganado su reputación a lo largo de 30 años debido a su perfil sui géneris. En la actualidad se imparten las licenciaturas en Arte, Comunicación Audiovisual, Estudios y Gestión de la Cultura, Filosofía, Gastronomía, Letras Iberoamericanas y Psicología, así como la Maestría en Cultura Virreinal y la Maestría en Estudios en Psicoanálisis, además Profesional Asociado en Producción de Espectáculos y el Programa de Escritura Creativa. "Próximamente añadiremos la licenciatura en Derechos Humanos y Gestión de Paz y la maestría en Administración Gastronómica", añade Lorenzano. Junto a esto, los cursos, talleres, diplomados y actividades culturales y artísticas hacen del Claustro una metáfora del pluralismo de la sociedad mexicana.

"El Claustro se sostiene en cuatro columnas: la docencia, la investigación, la promoción y la difusión de la cultura, y los programas comunitarios. Nuestra Dirección de Investigación Educativa crea programas de actualización permanente para los profesores, así como una serie de programas --establecidos en nuestro Plan Estratégico Institucional- que buscan la excelencia académica a través de la atención a las necesidades y demandas de la comunidad estudiantil. En investigación -aquello que hace que se vuelva 'universidad' un lugar donde se dan clases-, destacan los programas Cultura Virreinal y Universidad y Sociedad. Además recibimos de manera gratuita a miles de visitantes en nuestras actividades artísticas y culturales. Y, a través del compromiso comunitario, sensibilizamos a nuestros estudiantes y los capacitamos para que colaboren con los sectores más desprotegidos. Esto hace del Claustro una institución única ", concluye la vicerrectora.



Para darse la vuelta

La licenciatura en Gastronomía de la Universidad del Claustro de Sor Juana, la primera que recibió reconocimiento oficial en México y la de mayor demanda ahí, acaba de inaugurar el restaurante-escuela Zéfiro. Por sus especialistas y concepto, está a la altura de lo que se encuentra en ciudades como Nueva York o París. Vale la pena probarlo.

(Edición de junio; Sección especial publicitaria. Escuelas)